lunes, 19 de octubre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

MODELOS EDUCATIVOS ANTE LA DIVERSIDAD


VALORES CULTURALES DOMINANTES.

Normalmente no somos conscientes de los valores que culturalmente transmitimos, porque suelen ser los valores de la cultura dominante a la que pertenecemos, están en nuestra forma de ser y pensar, y la costumbre nos impide darnos cuenta .
Según combinemos en mayor o menor grado el deseo de conservar o eliminar la identidad cultural del inmigrante y valoremos o no lo positivo de las relaciones interculturales, tenderemos a integrar o marginar, asimilar o a separar, o incluso una quinta posibilidad, negar o ignorar la existencia de otras culturas. Esto va a motivar diferentes actitudes de la sociedad que se manifestarán, a su vez, en distintos enfoques o modelos educativos.

MODELOS EDUCATIVOS ANTE LA DIVERSIDAD.

a) No hacer nada.
La indiferencia se disfraza de una "supuesta neutralidad" ante la diferencia, pero supone en realidad perpetuar la desventaja inicial de ser "minoría", ( no compensar desventaja equivale a dejarla como esta), y por tanto, lleva a mantener las desigualdades sociales. Por eso esta postura no es "constitucional" según nuestro modelo de convivencia democrática, y no ofrece ningún modelo "educativo" válido como respuesta a nuestras inquietudes docentes.

b) Marginación.
Supone crear espacios y tiempos distintos para "excluir" a los diferentes. Esta sería la postura conocida como "apartheid", es decir, "subraya las diferencias desde la desventaja" consintiendo una segregación entre los centros educativos. Tampoco es "políticamente correcto" desde nuestra óptica constitucional, y es inviable como modelo educativo (segregación en agrupamientos de "torpes" o "clases de recuperación, en las que nunca nadie promocionaba al grupo de los elegidos).

c) Asimilación.
Supone una "inmersión" del migrante en la nueva cultura, de forma que potencie todas sus capacidades para adaptarse a la nueva sociedad en la que quiere vivir. Como positivo tiene el "interés" que manifiesta porque las minorías accedan a los mismos recursos que los autóctonos. En lo negativo se exige la "renuncia" a la propia cultura del que va a ser "asimilado", y potencia el peligro del dilema de " o entras o te quedas fuera". ( ¿ qué sucede en el caso "catalán" de la inmersión lingüística ? ).
No es un modelo educativo plenamente aceptable en el concepto pluricultural que defiende nuestro sistema constitucional, porque : a)produce enfrentamientos entre la primera y segunda generación, que tiende a negar a la primera; b)porque pide a los "diferentes" que se hagan imposiblemente "iguales", y c) porque a pesar del contacto no se pierden los estereotipos y terminan manteniéndose las diferencias ( cristianos viejos y cristianos nuevos).

d) El pluralismo cultural o multiculturalismo.
El multiculturalismo añade el respeto por las diferencias, al mero interés del modelo anterior. Aunque supone un avance, no satisface todas las exigencias de una sociedad abierta a la diversidad como la que desea nuestra democracia. No puede servirnos de posible modelo educativo, porque puede implicar la aceptación de aberraciones llevados por el simplismo de " yo respeto tu cultura, siempre que tú respetes la mía", y por ejemplo, unos consentir la ablación del clítoris y los otros defender un consumismo incontrolado. Además favorece un relativismo cultural que puede generar un nuevo "racismo" más peligroso y sutil que el tradicional: " evitar que vengan inmigrantes supone mantenerles en el asiento original de sus verdaderas culturas, con lo que protegemos que las mismas desaparezcan" . Es decir, por "respeto" no se trata de atajar las desigualdades sociales de los que están en desventaja.

e) La interculturalidad.
Recoge el "interés" por las minorías del asimilacionismo y "el respeto por la diferencia" de la multiculturalidad, pero pretende además que:

- exista un espacio y tiempo común para todas las culturas, es decir, favorece no sólo el contacto, sino también el encuentro.

- abarca a las minorías, pero junto a la gran mayoría, y por tanto incide en las discriminaciones personales, familiares e institucionales del conjunto social.

- promueve el conocimiento de las distintas culturas que conviven aceptando las diferencias culturales como algo positivo y enriquecedor del entorno social y ambiental.

- favorece la toma de conciencia de un mundo global e interdependiente, accediendo a claves de desigualdad económica y a la necesidad de paliar las desventajas.

- enseña a afrontar los conflictos de forma positiva, no negando el conflicto, que existe y es real, pero estimando que puede ser motor del cambio a mejor.

Los destinatarios de la interculturalidad son, por tanto, las mayorías y las minorías, y por lo mismo debe incidir en todos los campos educativos posibles.
Por todo ello la interculturalidad sí representa un modelo educativo compatible con nuestras aspiraciones constitucionales y supone para la escuela como institución de la educación formal :

Cuestionarse los contenidos que se enseñan y sobre todo los valores de los que es mediadora, y que transmite desde "una cultura dominante" a través de actitudes de : COMPETITIVIDAD, RELATIVISMO EXAGERADO, DISCRIMINACIONES ENCUBIERTAS EN EL LENGUAJE, ECONOMICISMO Y MONETARISMO, ....
para transformarlos en valores que nos ayuden a comprender el mundo y a enfrentarnos a sus desafíos : SOLIDARIDAD, TOLERANCIA, COOPERACIÓN, JUSTICIA, IGUALDAD, GENEROSIDAD, AMABILIDAD, ... Para ello debe replantearse la metodología de las áreas, la forma de evaluación, las relaciones sociales, la organización de los centros, etc., si queremos que se ajusten realmente al concepto "intercultural" antes expuesto.

SOMOS IGUALES, SOMOS DIFERENTES


La interculturalidad se refiere a la conflictiva convivencia de distintas culturas en un mismo entorno. Este entorno es el propio de una de estas culturas, que reconocemos dominante, en tanto que las otras culturas se encuentran en minoría. En España tenemos un "pluralismo sociocultural" histórico : catalanes, gallegos, vascos, castellanos, andaluces, extremeños, valencianos, canarios, etc. ( ¿ Y gitanos?). Cada grupo sociocultural es dominante en su región (¿país, autonomía, nación?), y el resto debe "adaptarse" a sus peculiaridades. Pero por muy maleable que sea la capacidad de adaptación de unos y otros, toda convivencia intercultural, como toda diferencia, es en principio conflictiva. Esto no debe suponer un rasgo negativo, todo lo contrario, diríamos que " el conflicto es el camino natural hacia la convivencia pacífica ", por cuanto como reto puede y debe ser superado, enriqueciendo a cuantos así lo logran y empobreciendo a quienes no consiguen superar las barreras diferenciales.
Actualmente, España junto a Europa, debe afrontar una nueva realidad intercultural procedente de la fuerte inmigración africana, que va creando colectivos cada vez más numerosos de inmigrantes árabes y de color. Es de suponer que este reto y cara al futuro, con la experiencia de mestizaje de la historia española ( América latina, Filipinas, norte de África y comunidad gitana), suponga un mutuo enriquecimiento y un nuevo ejemplo de solidaridad y generosidad española, que por propia experiencia conoce mucho del problema de la emigración.